Saturday, 04 de May de 2024


+ Bolsa y la mano de Joseph-Marie + Y enredos legales de Luis Téllez




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Como una herencia del gobierno de Felipe Calderón y al frente de la presidencia de la Bolsa Mexicana de valores luego de una salida judicial de la Secretaría de Comunicaciones, Luis Téllez Kuenzler sigue enfrentando revelaciones en su contra.

La última ha causado preocupación entre los usuarios de la Bolsa --tanto empresas como inversionistas--: uno de los responsables del cambio de la metodología del cálculo de los índices accionarios del mercado bursátil fue nada menos que Josep-Marie Córdoba Montoya, el todopoderoso asesor presidencial de Carlos Salinas de Gortari.

 

 

Sin cargo oficial porque su nombre aún causa efectos negativos, Córdoba ha comenzado a meterse cada vez más en el funcionamiento de la Bolsa pero no con buenos resultados. El cambio de metodología en el cálculo de los índices provocó pérdidas en algunas empresas, una de la cuales, Elektra de Ricardo Salinas Pliego, presentó una demanda penal, la ganó y ahora Téllez tendrá que pagar una indemnización.

 

 

Durante el sexenio de Salinas de Gortari, Córdoba fue el hombre más poderoso del gobierno, estuvo en el equipo electoral durante las elecciones de 1988, negoció en secreto el tratado de comercio libre con los EU, puso gobernadores como Manuel Bartlett Díaz, se metió en la lucha por la sucesión presidencial de 1994 y logró colocar candidato presidencial (Ernesto Zedillo), luego de que el candidato preparado y designado por Salinas de Gortari, Luis Donaldo Colosio, fue asesinado en Tijuana durante la campaña. Por primera vez desde Obregón un presidente saliente no pudo dejar sucesor.

 

 

De origen franco-español y naturalizado en un proceso apresurado, Córdoba controló la presidencia de la república hasta que el asesinato de Colosio y los rumores al interior de la clase política obligaron a Salinas de Gortari a exiliarlo en 1994 inventándole un cargo inexistente en el Banco Interamericano de Desarrollo; al arrancar su gobierno y para quitarse las complicidades políticas derivadas de la muerte de Colosio, Zedillo ya no permitió el regreso de Córdoba al poder --a pesar de deberle la designación--. En el largo periodo de tres sexenios, Córdoba se dedicó a representar a empresas con negocios en México aprovechando sus relaciones políticas.

 

 

La relación de Córdoba con Téllez se forjó en el gobierno salinista. Luego Téllez trabajó en el poderoso Grupo Carlyle, que forma parte del complejo militar-industrial de los EU. Apoyó la candidatura de Felipe Calderón y fue designado secretario de Comunicaciones y Transportes pero duró poco más de dos años por un escándalo de intercepciones telefónicas que involucraron a la subsecretaria Purificación Carpinteyro en las que se escucha a Téllez revelando que Salinas de Gortari se había robado la mitad de la cuenta secreta de la presidencia. Por influencia de Calderón llegó Téllez a la presidencia de la Bolsa.

 

 

El problema con Elektra por el cambio de los índices de cotizaciones llevó al juez Vigésimo Séptimo de lo Civil a decretar, el 23 de abril, que Téllez violó los principios éticos de la Bolsa y afectó a la empresa. El dato no es menor porque el edificio especulativo del mercado bursátil se basa justamente en la ética. Y a ello se agregó la renuncia masiva de operadores de SIF ICAP, empresa subsidiaria de la Bolsa, por causas que se ocultaron a las empresas usuarias del servicio y que provocaron una carta de Téllez a los clientes de la Bolsa quejándose de la salida de esos operadores.

 

 

La intervención de Córdoba en decisiones de la Bolsa de Valores han provocado no sólo extrañeza sino preocupación en la comunidad bursátil por carecer de alguna función oficial dentro del sistema aunque tomando decisiones delicadas y por la biografía política del todopoderoso asesor salinista.

 

 

 

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